sábado, 13 de septiembre de 2008

De los fogones a la filosofia.


Corría el año 1986 cuando el escritor italiano Carlo Petrini creo el movimiento Slow Food. Según cuentan todo surgió al manifestarse un grupo de personas ante la inauguración de un restaurante de la cadena Mcdonad´s en la Plaza de España de la capital italiana. Lo que a priori era un manifiesto de condena a la fast food, ha ido creciendo y expandiendo su esencia a otros ámbitos, creando lo que se ha llamado como "Slow movement".

El slow movement propone un modelo de vida alternativo al modelo estandarizado que las sociedades globalizadas del mundo capitalista imponen. La celeridad de nuestras vidas, según ellos, nos impide disfrutar de los placeres que podemos obtener en este mundo y nos recomiendan aprender a echar pie a tierra para saborear y disfrutar de nuestro entorno.

A pesar de que me interesa profundamente esta corriente y si, he sentido en múltiples ocasiones la necesidad y las ganas de bajarme de esta espiral lisérgica, también debo confesar que el silencio extremo puede llegar a estresarme, necesito el bullicio de la ciudad, sentir cierta presión, ansiedad...

Esto genera cierta frustración, ya que cuando reflexionas sobre ello te das cuenta de que te dejas arrastrar por el torrente globalizador del que estamos rodeados y formamos parte, y en mi caso, me siento un imbécil profundo, lleno de hipocresia.

Afortuandamente, de imbéciles esta lleno el mundo. Mas fácil pasar desapercibido. :)

P.D.: Si alguien ostenta ganas y puede dejar de ser una paloma de ciudad por un rato, le recomiendo que profundice en la filosofía "Slow".


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